¡¡FRANCISCO RECIBE A HEBE!!! 

Mi blog del 9 de julio de 2010 tenía este título: NO ES POR AHÍ, AITOLÁ BERGOGLIO! y traía esta foto del entonces Cardenal de Bs.As.

Era la lucha por la ley del matrimonio igualitario, Y el Cardenal porteño, atento y obediente a las órdenes vaticanas, se mandó una carta de terror, con mentalidad medieval escrita a unas monjas de clausura. No me arrepiento ni un ápice de lo publicado en aquella fecha, ni tampoco de que hoy, con la misma coherencia, me alegre enormemente que Francisco reciba a Hebe para conversar sobre la situación actual argentina.

Pero quiero salir a destrozar el argumento del Bergoglio peronista esgrimido en artículo de La Nación. Lo que aflora en Francisco al asumir la función papal en Roma es el Evangelio de Jesús. En Buenos Aires lo vivía como podía, yendo a las villas, viajando en subte, con una mentalidad de servidor de los otros, pero con una gran obediencia, como buen jesuíta que es, al Obispo de Roma. Pero cuando sus hermanos Cardenales lo eligieron para comandar el barco que estaba haciendo agua por todos lados, no solo cambió su nombre, sino que remarcó su carácter de Pastor, con plena conciencia de las exigencias del momento que la historia le reserva.

Es por eso que se lleva tan bien con Cristina, con Evo, con Correa, hasta con el Pepe. Y hoy miércoles cuando la barbarie de la casta corrupta de diputados y senadores ignora el mandato de 54 millones de brasileros, Francisco pide oraciones por el pueblo brasilero. A buen entendedor, pocas palabras bastan. El Papa está bien informado, sabe muy bien quien es Eduardo Cunha y su séquito de corruptos, reos en la Corte Suprema pero felices árbritos del bien y del mal.

Por eso Francisco no tiene empacho en reunirse con Hebe, la rebelde. Porque inclusive aunque él discorde de varias afirmaciones de la "violenta Madre", él respeta la integridad y el coraje de quien lucha por los otros, y no por sus intereses. Y sabe que Dios está presente en los corazones que buscan la justicia y no de aquellos que están corrompidos por el dinero o el egoísmo. 

Y para terminar, leyendo la carta de los Curas de la Opción por los pobres, Francisco sabe muy bien de qué lado posicionarse.