terça-feira, 22 de fevereiro de 2011

¡GRACIAS, MUCHAS GRACIAS!

La verdad que cuando surgió el asunto del espionaje y la destapada de olla de los guisos podridos de la diplomacia yankee, sentí la repugnancia natural que se siente ante ese tipo de cosas.

Luego, me llamó la atención el análisis del compañero Lula, en ese momento ejerciendo la presidencia brasilera. Con el tono canchero a que nos tenía acostumbrados, Lula restaba importancia a todo ese enredo de miserias, argumentando que lo único que ponía en el tapete era la pequeñez y las idiotez de los diplomáticos americanos. Me llamó la atención la defensa que Lula hizo de la libertad de información a través de la red y aquel famoso argumento: si no quieren que los internautas divulguen boludeces, que los tontos funcionarios del Departamento de Estado dejen de escribir boludeces. Me hacía acordar de aquello "quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón". Que en este caso concreto, traduciría: ellos espiaron...a los espiones. Eso no es condenable.

Ahora que comienza a destaparse la olla de los cables americanos originados en Baires, debo reconocer que ese destape es una excelente herramienta al servicio de la gente. Algunos, por concepción política o experiencia histórica, sabíamos muy bien quiénes son los cipayos. Pero hay otra gente que tal vez precise pruebas, datos concretos. Para nosotros, los cables nos confirman lo que ya intuíamos. Pero para otros, tal vez ellos descubran desengaños o ilusiones.

Hay mucha mierda saliendo a la superficie, y con seguridad habrá mucha más aún.

Aquellos que durante años nos hicieron vivir de rodillas, no se resignan a perder sus privilegios, y acuden al "Soberano extranjero" para que presione e intervenga. Son tan falsos e hipócritas, que deberían saber, que en una república democrática, el único soberano es el pueblo. Y que quien escoge el lado del extranjero en lugar del propio, responde a una palabra para nada fuera de moda: CIPAYOS.
Según el diccionario de la Real Academia Española:
1. m. Soldado indio de los siglos XVIII y XIX al servicio de Francia, Portugal y Gran Bretaña.
2. m. despect. Secuaz a sueldo.
Inicialmente utilizada para los nativos que estaban al servicio de las potencias extranjeras, luego aplicada despectivamente para indicar "secuaces a sueldo".

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